lunes, 12 de noviembre de 2018

Playuela


Playuela



Es un relajante y hermoso paraíso tropical que posee aguas pacíficas y cristalinas, arena blanca y abundantes palmeras que brindan sombra al lugar; estos son atractivos que caracterizan a Playuela. Es la isla más concurrida por los turistas después de Cayo Sombrero. Está situada en el Estado Falcón, en el extraordinario Parque Nacional Morrocoy; partiendo de la ciudad capital Caracas está a sólo tres horas, mientras que en la ciudad de Valencia está a una hora y dos de Barquisimeto. 

Si deseas realizar un viaje a esta playa partiendo de Caracas en vehículo particular, deberás tomar la autopista hasta Valencia y luego agarrar el desvío hacia Puerto Cabello hasta  Morón, a partir de allí se va hasta el poblado de  Chichiriviche por el camino de Morón, Coro. 

Otra alternativa, es utilizar el transporte colectivo hasta Valencia, y en el terminal público de autobuses Big Low Center, se toma una buseta a Chichiriviche, la cual lo dejará sin ningún problema en la entrada del pueblo. Es importante si viaja en transporte público regresar antes de las cinco de la tarde a la entrada del pueblo para que pueda tomar el transporte sin ningún inconveniente.

Una vez en la entrada del pueblo, encontrará a un grupo de personas que se encargan de promocionar las playas y mostrar las tarifas en una especie de pancarta, las cuales varían dependiendo de la lejanía entre el puerto y los cayos. Al seleccionar su destino podrá tomar una embarcación hasta Playuela. Deberá indicarle al lanchero la hora exacta de su retorno. Existen varios  estacionamientos en los embarcaderos.  El recorrido es mucho más económico en grupo, debido a que el costo es por lancha y no por persona, los grupos deben ser sólo hasta ocho personas. La primera parte del recorrido está bordeado por los típicos manglares y arenales, y un mar bastante tranquilo; es imprescindible llevar los salvavidas de color naranja sobre los hombros, ya que en uno de los tramos el oleaje es un poco fuerte pero moderado y suelen saltar constantemente  las embarcaciones.

Este sitio turístico ofrece los servicios necesarios para pasar un día lleno de disfrute en compañía familiar o de amigos, cuenta con baños, alquiler de toldos y sillas, establecimiento de comida y vendedores ambulantes.

Los Juanes


Los Juanes



Este grandioso cayo es conocido también como La Piscina por no poseer playa de arena, la única ruta para llegar a este cayo es marítima. Es un lugar bellísimo y bastante famoso que presenta gran afluencia de lanchas deportivas y no posee ninguna playa; razón por la cual las lanchas se anclan unas a otras. Sus aguas no son tan profundas, aproximadamente el agua está al nivel de la cintura de los turistas. 

En este sitio tropical se respira un ambiente bastante ameno y con gente muy alegre, compartiendo unos con otros y disfrutando de la animada música dentro un entorno sano. 

Muchas de sus embarcaciones ofrecen a los visitantes deliciosas variedades de mariscos, entre los que destacan la langosta y el cebiche, además de parrillas, bebidas y hasta deliciosos postres que podrán cancelar si así lo desean a través de puntos de venta.

Para visitar este estupendo lugar podrás hacerlo a través de lanchas privadas o en peñeros de pescadores, los cuales se acercan hasta una particular área bordeada de manglares donde usualmente se anclan los botes para disfrutar del entretenido día.

Las lanchas podrás tomarlas en el Parque Nacional Morrocoy o en los embarcaderos de la localidad de Tucacas.

Los Juanes cuenta con dos grandiosas islas para practicar snorkeling, ya que la fauna submarina se refugia entre los corales de diversos colores; sus aguas de poca profundidad son perfectas para este tipo de deporte; siendo este posiblemente un sitio único y uno de los más frecuentados del Parque Nacional Morrocoy.

domingo, 11 de noviembre de 2018

El ánima del hachero, una historia contada por los propios protagonistas.

El ánima del hachero, una historia contada por los propios protagonistas.


¡Un Fantasma aparece en la Comunidad de  Flamenco!

Narrada por: Galo Carrasquero, fundador de la comunidad de Flamenco.          
 Escrita Por: Frank Jhonattan Weffer / Fotografía: Anonima

Esta historia sucedió en el antiguo pueblo de Sabilar en la que hoy conocemos como Flaménco durante una noche de frescura y relámpagos en los Caños formados por el manglar en el borde del Golfete de Cuare.

Como de costumbre en las tardes, los hombres del pueblo llegaban de sus labores de trabajos y luego se iban de faena a los caños para coger algunos peces, regresando antes de caer la noche. Cierto día tres compadres de gran trascendencia en la comunidad decidieron irse mas tarde de los acostumbrado para ver si tenían un poco de suerte y luego poder vender para compensar los gastos del hogar.

Tal com lo habían planificado, los tres compadres agarraron su canoa y se marcharon por el caño El Pasadero, durante el trayecto se detienen para taparse y poder cubrirse del chaparrón de agua que les estaba cayendo, al cabo de una hora cuando el torrencial aguacero había cesado y el cielo se observaba algo despejado notándose algunas estrellas, es entonces cuando aquellos hombres continúan su camino y llegan al lugar. Dispuestos a tener una buena pesca dan inicio a sus labores, el mas experimentado decide usar la atarraya, el otro toma el arpón de mano para y se deja ir por la orilla del mangle y finalmente el tercero prefiere tomar el cordel y quedarse en la canoa.

A pasado media hora desde que inicio la faena  y pareciera que los peces se fueron del lugar, extrañamente se han sentido unos ruidos de arboles cayendo, lo que por momentos los tres compadres ignoran, continuaron cada vez los ruidos y todavía mas cerca. En un momento determinado se escucha muy cerca de los pescadores a una persona que esta cortando un mangle, el sonido del hacha era claro y en el momento que el árbol caía se escuchaba al posible hombre del hacha gritar ¡Eeeeyyyyy!.

Los tres compadres un poco ansiosos por lo que esta sucediendo, tratan de averiguar cuidadosamente en los sitios de donde provienen los gritos encontrándose todo normal, comenzaba el miedo invadir sus mentes y cada sonido que sienten les causa más pánico y terror. 

Finalmente deciden regresarse y ruidos cada vez extraños y cerca de ellos aturden las mentes de los tres compadres, la confusión y el caos reinaba en el lugar, los sonidos de arboles cayendo continúan, algunos inclusive parecían por momentos que caerían encima de ellos, no habían tocado muy bien tierra cuando estos sin importarles sus pertenencias abandonaron la pequeña embarcación y corrieron a sus casas para contar lo que habían presenciado.

Desde ese día, el anima del hachero sigue en sus andares por el mangle todas las noches y si no lo creen pregúntenle a los tres compadres. 

Referencias Bibliográficas:
Weffer, F (2015) Mi Querido Chichiriviche. Versión Digital. Chichiriviche, Falcón. 2015.

Rancherías en Chichiriviche, acerca de la vivienda de los Caquetíos


Rancherías en Chichiriviche, acerca de la vivienda de los Caquetíos 



Los Caquetíos vivían en chozas construidas sobre pilas en tierra. La mayor parte de las referencias indican que los Caquetíos habitaban en ranchos o bohíos, hechos de estacas y bejucos, cubiertos de ramas y pajas.

La historia nos pertenece a todos y conocerla es parte esencial de nuestra identidad y ciudadanía, es por ello, qué como parte del compromiso para fortalecer los valores culturales e históricos de nuestros pueblos, Chichiriviche al día, les presenta la siguiente historia.

Tipo de vivienda en la Población Prehispánica de Chichiriviche

Los Caquetíos vivían en chozas construidas sobre pilas en tierra. La mayor parte de las referencias indican que los Caquetíos habitaban en ranchos o bohíos, hechos de estacas y bejucos, cubiertos de ramas y pajas. Ello revela que los Caquetíos habían llegado a concebir y fabricar su propia vivienda, semejante a las que aún se observan en el medio rural venezolano. 

Los Caquetíos vivían en villas o aldeas indígenas y para la construcción de sus viviendas, usaban materiales que ellos encontraban en su medio ambiente como palmas, lianas, troncos de árboles y hojas. Algunas de estas chozas podían que no tuvieran ninguna pared. Eran construcciones de pilas y palillos con techos de palma trenzada. Los techos de palma trenzada facilitaban que cuando viniera la estación de mayor sequía las hojas se encresparan y formaran una clase de amortiguador que bloqueaba el calor del sol. Asimismo, en la estación de lluvias, las hojas se ponían planas otra vez y se cerraban de tal forma que guarecerían de la lluvia. La única desventaja es que los techos tenían que ser substituidos a menudo.

Graziano Gasparini (Templos Coloniales de Venezuela, página 19) afirma que "sea cual fuera la región donde vivieran nuestros aborígenes, existió una similitud entre los sistemas estructurales y técnicos determinados por los materiales de recolección... Las viviendas difieren entre sí para adaptarse a las costumbres de las tribus, pero el resultado constructivo del interior y que hoy genéricamente definimos con el nombre de "rancho'. Así encontramos que en todas las construcciones excluyendo solo la región andina - es manifiesta la falta del muro, entendido como soporte del techo.... Tratase de viviendas de planta cuadrangular o circular es siempre una armadura de horcones, palos y viguetas, la que define el esqueleto estructural. En realidad, los horcones son los que reciben la carga del techo, mientras que las paredes son de bahareque. Los palos se amarran mediante fibras vegetales o "bejucos", y luego se procede a cubrir el techo con hojas de palma o con paja. Nuestros aborígenes resolvieron sus problemas utilizando piedra, tierra, palos, bejucos, y paja". 

Según, John Hemming, citado en la página web www. Coroweb.com/Caquetíos.htm, señala que cuando Federmann llegó a Barquisimeto desde Coro describió las viviendas de los Caquetíos en esta región como admirables... "Las viviendas eran construidas una al lado de la otra, en línea, cerca de sus campos cultivados o cerca de los ríos"... de los cuales ellos obtenían los recursos necesarios para su alimentación y subsistencia. Algunas de las aldeas medían hasta una milla, con una o dos calles y hasta 8 familias podían vivir en cada choza"...